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domingo, 6 de noviembre de 2011

Cp. 13: Pequeña mentirosa

Yo guardaba mi cáncer en secreto. Nadie más sabia acerca de ello, por lo tanto, supongo que Emma quedó impactada, y empezaron las preguntas:

-¿Que haces aquí Cath?
-Yo... Nada, nada, en realidad he venido a visitar a Madeline...
-¿Sabes que las mentiras tienen las patas cortas, no?
-Yo... Lo sé. Mira estoy enferma. Pero has de prometerme que no se lo dirás a nadie. Tengo miedo. La gente pensaría que les puedo afectar, que les puedo contagiar, que soy mala para ellos...
-¿Quien va a pensar eso de ti? Una enfermedad no tiene que ser humillante, al contrario, es un gran signo de fuerza, valentía y sufrimiento. Estas siendo una persona muy valiente, y recuerda que eres otra persona como cualquiera.

Vaya.... Emma me dejo sorprendida. Era una persona pura y honesta, que no se dejaba engañar ni pisotear por nadie. Era una persona muy segura.

-Muchas gracias Emma... Me has impresionado. Ahora sé que debo ser más fuerte, y que no debo dejar que los demás me derrumben, me hagan sentir mal, que no me humillen.
-Exactamente. Y yo prometo no decir nada, de verdad. Aunque Nite me ha dicho que te ha estado llamando constantemente y que no le cogías el teléfono móvil. 
-Mi madre me lo quitó, nada de teléfonos dice. 
-Lo comprendo, no puedes tener teléfono si estas enferma. Por cierto: ya habrás conocido a mi hermana Madeline.
-Si, es muy simpática.
-La verdad es que si. Aunque es una chica muy valiente y dura. Yo creo que es la más fuerte de nuestra familia. 
-Hablando de vuestra familia: ¿De verdad la abandonasteis?
-¿Que te ha contado exactamente?

El rostro delicado y rosado de Emma, poco a poco se volvió como a una especie de monstruito. Sus rasgos eran más estrechos, su cara se llenó de arrugas y su expresión se vio ligeramente exagerada. Me asusté al verla, y me arrepentí de haberle preguntado. No me quedó remedio que decirle lo que Madeline me dijo.

-Eso es totalmente mentira. Nada de lo que te contó pasó realmente. Todo empezó con su cáncer, cuando tenia cinco años, ella no lo sabia, preferimos no contárselo. Mis padres no tenían suficiente dinero para poder pagarle la medicación. Un día mis padres estaban hablando sobre su cáncer, y justamente yo y mi hermana fuimos a avisarles de que Madeline se había caído de la litera. En ese momento, ella empezó a llorar, a enfurecer, a.... Empezó a odiarnos. La única que aun se gana su confianza soy yo, ya que para ella soy la única que la apoya y quiere realmente. Bueno a lo que íbamos: Cuando fuimos al hospital para hacerle análisis, ella dijo "Dejadme aquí. Si no podéis pagarme la medicación, dejadme morir aquí." Sé que era pequeña, pero aun así era bastante lista. Yo solo tenia cuatro años, pero lo recuerdo como si hubiera pasado ayer. Entonces, el hospital denunció a mis padres, y les quitó la custodia de Madeline. Ellos no pudieron hacer nada, y yo tampoco; lo único que podía hacer era ir cada día a verla. Desde entonces, para ella soy muy importante.
-Vaya Emma, eres genial. Ojala hubiera tenido una hermana como tu. 
-Muchas gracias.
-¡Eh chicas! -entró Madeline-. ¿A que no sabéis que super notición tengo para vosotras?
-¿¡Que, que!'?
-Me han dicho que mi cáncer es inexistente. 
-¿Inexistente? -dije-.
-Si, que me he curado.

Emma lloró de la alegría. Era un momento "hermanal" muy emotivo. Siempre recordaría aquel momento.
Se abrió la puerta. Entró en escena un rayo de sol radiante.



viernes, 4 de noviembre de 2011

Cp. 12: Madeline

Mi primera impresión acerca de mi compañera de habitación en el hospital, era pésima. Pensé que le podía suceder; claramente no se lo iba a preguntar, ya que no pareció gustarle demasiado eso de preguntarle su nombre. Me animé otra vez a hablarle pero esta vez con una estrategia:

-Oye, mira, no me parece correcto como me has hablado.
-¿A si?
-¿A si? -repetí-.
-¡Pues si! ¡Ja!
-¡Pues si! ¡Ja!
-¿Pero que te crees que haces, repitiendo lo que yo digo?
-¿Pero que te crees que haces, repitiendo lo que yo digo?
-Mira, para ya o llamo a la enfermera... Demasiados problemas tengo ya como para aguantarte a ti también.
-¿Que problemas tienes? Yo he intentado hablar contigo pero...
-No te interesa
-No te interesa
-¡Vale, vale! Ya se como funciona. No me vuelvas a repetir más; se que tienes curiosidad, y se que quieres saber quien soy. Pues verás: Soy Madeline. Me diagnosticaron un cáncer a los cinco años, y ahora tengo diecisiete; llevo trece años con la enfermedad, que poco a poco va evolucionando en mi cuerpo, y dicen los médicos que tiene solución, pero es muy costosa. Y ahí está el problema: soy de familia pobre, teníamos un  piso para once personas, y el único que trabajaba era mi hermano mayor, que nos aguantaba. Entonces, ellos me abandonaron cuando me diagnosticaron la enfermedad. Y aquí llevo trece años de mi vida, tumbada en una cama, atada al suero, y de doctor en doctor.
-Oh... Vaya, ahora entiendo tu sufrimiento. Yo, lo siento mucho, de verdad.
-No pasa nada... Lo único que me fastidia es ver a una familia feliz, que te apoya, o a niñas consentidas que no saben lo que tienen, y que no lo aprecian.
-Te comprendo... Oye, perdón por lo de antes... No sabia lo que te pasaba, y tenia curiosidad. Intentaré ayudarte todo lo que pueda, en serio, puedes contar conmigo para lo que sea.
-De acuerdo. Muchas gracias Catherine

Al final, estuve hablando con ella. Tenia que añadir que era bastante simpática y agradable. Era una niña pequeña y delicada encerrada en un cuerpo casi de una mujer adulta.
La puerta sonó y se abrió. El rostro de una persona cercana a mi, hizo que Madeline estallara de sonrisas y alegrías  No podía creer que tenían una relación en común. Ella se levantó de la cama, arrastrando detrás suyo un perchero de suero. Le abrazó con todas sus fuerzas, y parecía que fuera un alivio para ella.

-Madeline, ¿Que haces tu aquí?
-¡Emma, hermana, hermanita mia! ¡Que alegría!
-Madre mía. Mama y papa me dijeron que estabas... En el cielo.
-No me hables de esa gentuza.
-Tu tampoco hables así de ellos, chica.
-Vale, vale...

Empezarón a hablar. A mi al contrario, no me hicieron ni caso ninguna de las dos. Que bien en serio. Parece que Madeline le susurró algo en el oido, que hizo que Emma sonriera; justo en ese instante, ella se giró a mirarme. Me abrazó, y empezamos a hablar.

La moraleja que saqué de aquello, fue nada más y nada menos que las apariencias engañan, y que, el mundo es un nudo de casualidades, si señor.