RDC fans! ♥:

sábado, 31 de diciembre de 2011

¡¡Nueva encuesta y novedades!! :D

¡Hola seguidores y lectores de Relatos De Catherine! ¿Como os va todo? Espero que muy bien. Bueno, os escribo tan solo para informaros de que la encuesta de "¿Que te parece el nuevo diseño?" ha caducado con estos resultados:


¡Genial! Muy formal y limpio, me encanta
  16 (80%)
Me gusta, aunque no me interesa el diseño
  1 (5%)
Sin comentarios... ¡NO!
  3 (15%)


Parece ser que el nuevo diseño ha gustado mucho. ¡16 votos, muchas gracias por vuestro apoyo! Aunque para gustos colores: A 3 votantes no les ha sido de su agrado el blog y a un votante no le interesaba el diseño, ¡Solo la escritura! Los resultados han estado bastante bien y como ha extraviado la encuesta he decidido abrir otra nueva: "¿Que edad tienes?" 


La finalidad de esta encuesta no es más que saber que edad media tienen los lectores del blog, para hacer del vocabulario o de la historia algo más emocional.

Espero que votéis ya que encontraréis la encuesta justo aquí al lado (derecha) justo debajo del chat, o si votaste en la encuesta anterior, se sitúa en el mismo sitio que antes.
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También deciros que he revisado las respuestas del cuestionario y Samy_Believer dice: Podrías poner un mp3 para escuchar música. Samy, lo puedes encontrar justo cuando entras al blog, es una barra negra que se sitúa en la parte de abajo de la pantalla. Otra respuesta que me pareció interesante fue la de la pregunta de ¿Que crees que debería cambiar en el blog? Y Samy contestó: Relatos de Seguidores, no hay muchos, ¿No? Pues Sammy eso no depende de mí sino de los seguidores: Ese apartado es tan solo para los seguidores para que me enviéis vuestras historias a:  relatosdecatherine@hotmail.es    y yo las publico y a la vez hago publicidad de vuestro blog.

Espero que os haya servido y si queréis hacer el cuestionario no tenéis más que hacer click en la imagen que se sitúa en la derecha y que tiene de título "Cuestionario ♥"

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Recuerda que mi correo es:    relatosdecatherine@hotmail.es   envíame lo que quieras a esta dirección. ¡¡MUCHAS GRACIAS POR LEERME, ESPERO QUE VOTÉIS Y PARTICIPÉIS EN EL BLOG!!

Cp. 20: Limonada

Esa mañana me desperté con la pierna izquierda. Solo de pensar que iba a estar en casa incomunicada y aislada del mundo me entraban ganas de no levantarme de la cama y volver a cerrar los ojos y darme a conocer de que eso solo era una pesadilla. Pero no, ojalá lo fuera, pero era la vida real, era una mañana de las 6 que me quedaban para acabar esa tortura. Me consolaba pensar que cada segundo que pasaba era menos tiempo de castigo, pero tenía que hacer algo para que ese tiempo pasara más rápido. Al final me levanté de la cama y encendí la luz de mi lámpara. Miré al rededor de mi habitación buscando algo que hacer; vi un caballete de dibujo, una consola, la televisión, una cámara fotográfica... Una cámara. Eso me llamó la atención. ¿Que tal si, me arreglaba y empezaba a hacerme fotos en el jardín? Estaba bien para matar el tiempo y el aburrimiento. Así pues, cogí un vestido de flores que tenía guardado en el armario, una chaqueta vaquera y unas sandalias marrones. Fui al tocador y me maquillé un poco los ojos y los labios. No me preocupaba el resto del rostro, estaba bien. Al acabar, cogí mi cámara, salí de mi cuarto, bajé las escaleras apunto de tocar el suelo de la primero planta y mi madre se plantó frente mío.

-¿A donde vas tan arreglada? 
-Al jardín a hacerme fotos.
-¿No estarás intentando escaparte jovencita? Porque si es así te alargaré el castigo a 2 semanas.
-Te prometo que es verdad ¿Crees que quiero más semanas de castigo? -reproché-.
-De acuerdo, sal a la terraza, pero antes: ¿Que hiciste ayer escapándote del hospital? Los guardias de seguridad me dijeron que huiste con un chico en un descapotable.
-Pues yo... Era James. Vino a buscarme para ir a una fiesta. Entiéndeme mamá, tenía ganas de salir de esa jaula.
-Me tendría que enfadar, pero tengo tanta curiosidad de saber que pasó... Venga, ves a sentarte en la mesa del jardín y abre la sombrilla. Voy a preparar limonada, pero después vamos a ir al hospital a que te hagan una revisión.

Obedecí sus ordenes y me dirigí a la terraza. Una vez allí abrí la sombrilla y preparé la mesa y las sillas para mi madre y para mi. Me senté en una de las dos sillas y esperé a mi madre impaciente. Pero de repente, escuché un canto y una guitarra que procedía de detrás de la verja que separaba mi jardín de la calle. Tenía curiosidad y caminé sin hacer demasiado ruido hacia la verja. Aparté un poco la mata que la tapaba y vi a un chico. No preguntéis por su físico porque él estaba de espaldas hacía mi. Seguí mirando con curiosidad cuando sin querer rompí una de las ramas. Él se giró hacía el ruido y me vio. Yo enseguida me aparté y me escondí. 

-¿Cath? Soy James.
-¿Que haces aquí? -me dirigí hacia el agujero-.
-Pues buscarte. Imaginé que te habrían castigado.
-Que supersticioso. Ahora vete que mi madre está por venir de preparar limonada y no quiero que me alarguen el castigo.
-Que suerte tienes de tener una madre que te prepare limonada. Yo nunca he conocido a la mía. Mi padre dice que era una mala persona y que me abandono en la calle y él me encontró.

En ese momento me vino a la cabeza el favor que me formuló Scarlett. No sabía que hacer: por una parte ayudaría a James a lograr estar con su madre, pero por otra parte no haría más que generar problemas a Scarlett. Pero fue lo que ella me pidió así que se lo tuve que decir:

-Tu madre es una chica estupenda. No hagas caso a tu padre, ella no te abandonó nunca.
-¿Conoces a mi madre? ¡Porque nunca dijiste nada sobre eso!
-Pues es una historia larga verás...
-¡Cath! Ayúdame con la limonada que pesa mucho! -gritó mi madre de fondo-.
-Lo siento James, ya te veré otro día y te lo contaré todo. Ahora vete, no quiero que te vea mi madre -me despedí-.

Me giré y fui corriendo hacia la cocina. Mi madre estaba limpiando la encimera de restos de limón mientras que yo sujetaba la bandeja con las dos manos. La verdad es que si que pesaba bastante. Cuando llegué al jardín puse la limonada sobre la mesa y serví dos vasos: uno para mí y otro para mi madre. 

-Gracias Cath, yo con mis 47 añazos no puedo con eso.
-No hay de que mamá.
-Y bien, ¿Que pasó en esa escapatoria?
-No mucha cosa. Fuimos a un prado a acampar y al día siguiente a comer a un restaurante -metí-.
-¿Y Nite?
-Me dejó al saber lo de mi enfermedad.
-Oh Catherine, lo siento mucho. Bueno acábate la limonada que con tanto ajetreo no vamos a llegar al hospital.
-Vale ahora voy.

Me acabé la limonada y ayudé a mi madre a recogerlo todo. Después de todo el ajetreo mi madre cogió el bolso y las llaves del coche. Salimos y mientras mi madre cerraba la casa yo me dirigía hacia el coche mientras que buscaba a James con la mirada. Ni rastro de él. Me metí en el coche con mi madre y nos dirigimos hacia el hospital. La verdad es que estaba preocupada por James, hasta que giré mi cabeza hacía la ventana y lo vi: El chico de mis sueños esperando en la estación del bus formando con las manos un corazón. Yo le devolví con una sonrisa. Después de eso quedaba atrás mi preocupación y vinieron los nervios por saber el resultado de mi análisis. 
No me dí cuenta y ya estábamos en el hospital. Entramos por la gran puerta y el guardia de seguridad me dedicó una mirada amenazadora. Yo seguí a mi madre y reí. Poco a poco fuimos andando por los pasillos hasta llegar a la consulta de mi doctor. Tuvimos que esperar un rato hasta que nos invitó a entrar a la consulta. Una vez dentro el doctor me sacó sangre de la vena. Me hizo un poco de daño, pero valió la pena porque el resultado dio negativo:

-Tengo buenas noticias señorita -me dijo la enfermera-. El resultado es negativo.
-¿Que quiere decir eso?
-Que ya no tienes cáncer. Me tienes que decir que es lo que haces, porque estas muy sana.

Mi madre se giró hacia a mí y me abrazó. Yo le rodee con los brazos feliz y llorando de la alegría. No podía creerlo. En ese momento me vino a la cabeza la canción que me cantaba James y me recordó que aún tenia que encargarme de algunos asuntos pendientes.


miércoles, 28 de diciembre de 2011

Cp. 19: Centro de problemas

Una vez libre, la rubia me ofreció la cómoda butaca de piel roja y un refresco. En ese momento estaba asustada pero a la vez alegre de que me trataran bien, más que parecer delincuentes parecían mayordomos. Me giré hacia Cooper y Bruce y les pregunté:

-¿Porque hacéis esto?
-¿Que porque? -dijo Cooper, mientras que giraba la cabeza para asegurarse de que la rubia no estuviera cerca- Por dinero y por ella.
-¿Por quien, por la rubia?
-Sí Scarlett... Es una delicia -dijo Bruce-.
-Es lo más rastrero que he visto. ¿Vosotros pensáis ganar dinero haciéndome daño a mi y a James?
-A mi me da igual James nena, casi que me importas más tú -dijo mientras se acercaba a mí-.
-A cinco metros de mi porfa.
-Eso, eso, deja a la señorita tranquila, no merece andar con gente como tú -dijo Cooper-.
-Y con gente como tú tampoco -afirmé-.

Bruce empezó a reírse de Cooper y justo en ese instante entró en la habitación Scarlett. Se sentó en la silla que antes yo ocupaba y empezó a explicarme al porque de mi secuestro:

-Bien. Muy bien. ¿Quieres saber porque hacemos esto? Pues verás: Hace unos años, yo diría que hace 16, el padre de James, Lucas Riffeld, y yo teníamos una relación y tuvimos a James. Hasta ahí estaba genial porque, que podía desear más si tenía familia, amigos y dinero. Pero fue el mismo dinero el que volvió loco a Lucas y entonces las cosas empeoraron: Él estaba cada vez más pegado a su trabajo, salía por ahí de fiesta con sus amigos, nunca estaba en casa, no me contaba nada, estábamos muy distanciados... Entonces un día decidí ponerle fin a lo nuestro mediante un SMS. No es que fuera una forma muy digna de romper, pero si soy sincera le tenia miedo. Entonces, poco después de haberle enviado el mensaje, noté que mi móvil  vibraba y mire que novedad tenía y en efecto era un mensaje de Lucas, al que respondía así:

"De acuerdo, deja nuestra relación por SMS cobarde. Pero que sepas que el niño es de mi propiedad y quiero que crezca sin que sepa que eres tú su madre. Si algún día llega a enterarse de eso, prepárate porque te vas a arrepentir de todo."


Y desde ese día, llevo buscando a gente que se acerque mucho a mi hijo, James Riffeld Tuning y como ví que eras su novia pues decidí se...

-Alto, alto... Yo no soy su novia -aclaré-.
-¿A no? ¿Entonces porque fuiste al campo de rosas?
-Porque me invitó.
-Y tu aceptaste -dijo Cooper-.

Entonces Scarlett se levantó de su silla y empezó a dar vueltas por aquella habitación oscura y sucia. Bruce se acercó a mí y me dijo a la oreja:

-Ayúdala a estar junto a James, por favor. Lleva mucho tiempo esperando a estar junto a él y no sabe como.
-Haré todo lo posible, te lo prometo.

Entonces empecé a hablar con Scarlett. Le dí algunos consejos sobre como debe reaccionar, comportarse y parecer una madre. Ella acepto, se disculpó conmigo y me acompañó a mi casa.

Ese día fue algo loco y en cuanto llegue a mi casa mis padres me cantaron lo nunca oído. Perfecto: castigada sin móvil y sin salir durante una semana. Y ahora, ¿Como me iba a comunicar con James? ¿Como iba a ayudar a Scarlett? ¿Como podía lograr que madre e hijo llegaran a estar juntos? No lo sabía y encima todo dependía de mi.

lunes, 26 de diciembre de 2011

Cp. 18: Secuestro

Noté el sonido de su respiración justo al lado de mi oreja, noté como me puso su mano en mi boca y como me rodeaba la cintura con la otra. ¿Asustada? Pues sí. Supongo que pensareis que era James, pero su olor no era el mismo. Era un olor diferente. Él (porque supuse que eran manos de hombre) empezó a arrastrarme por todo el suelo. Yo no pude hacer nada, más que patalear e intentar gritar. Pronunció unas palabras, no lo entendí muy bien, pero algo así como "Estate quieta de una vez niña". No me pareció muy amigable que digamos. Me vendó los ojos, me ató brazos y pies y me tapo la boca con un celo grueso y pegadizo. Luego noté como me empujó hacia un suelo duro, oí un cierre de puertas, un motor y una aceleración. Supuse que estaba dentro de un coche. Empecé a llorar, a patalear, a intentar gritar; no pude hacer nada. Paré a pensar que había pasado y solo podía ser una cosa: Me habían secuestrado. Solo de pensar en eso, me sentía mal, triste, sola, desprotegida, desafortunada... Y todo justo cuando me empezaba a ir bien todo, cuando lograba mis sueños, cuando vivía en un cuento... Justamente tenía que pasarme esto. "¿Porque a mí?" pensé. "¿Que he hecho yo para pasar todo esto, que he hecho? He sido buena, no pretendo hacer daño a nadie... ¿Porque solo me hacen daño a mí? La vida es tan injusta." No podía retener mis lágrimas, eran espontaneas y naturales. Una vez me dijeron que llorar era algo normal y natural, no tenía porque esconderlo, y no lo escondí ni me avergüenzo de ello. Pensando y pensando, el coche de repente paró en seco. Las puertas se volvieron a abrir (por lo que pude percibir) y noté un ligero olor a alcantarillado y a mugre. Me cogieron con delicadeza y me subieron por unas escaleras. De nuevo las aperturas de puertas, pero esta vez no subimos más escaleras, sino que me dejaron sentada sobre una silla. Por fin me quitaron las vendas de los ojos y de la boca, pero seguía atada en la silla. Miré a mi alrededor: Era una sala únicamente iluminada por una simple bombilla y delante de mí otra silla, pero esta era más cómoda, yo diría que más bien era una butaca de piel de color rojo. La puerta se abrió y aparecieron  2 hombres y una mujer. No podía creer lo que veían mis ojos: Eran Bruce y Cooper, los supuestos amigos de James e iban acompañados por otra chica desconocida para mí. Ella era rubia, bastante desarrollada (por así decirlo), no podía decir que era muy alta ya que llevaba unos tacones de al menos 20 cm, bastante operada y maquillada y con aires de tener un ego enorme.

-Así que esta es Catherine -decía dando vueltas al rededor de mí-. Porque, eres Catherine, ¿No?
-Así es...
-Bien. Muy bien. Supongo que estarás asustada, es muy normal, porque a quien le gusta estar atado en un silla y rodeado de mala gente -rió con burla- Pues tranquila cariño, no pienso hacerte nada, a menos que respondas a un par de preguntas que vamos a hacerte.
-Vale, preguntadme lo que queráis, pero luego dejadme en paz.
-Bien. Muy bien. Entonces mis compañeros te harán algunas preguntas ¿Verdad que sí?
-Sí, sí claro señora, como no... -dijeron embobados-.
-¡Genial! Pues venga a que estáis esperando, disparad.
-¡No me disparéis no he hecho nada! -grité asustada-.

En ese momento Cooper sacó algo de su bolsillo a la vez que Bruce. Cerré los ojos y apreté los dientes durante un momento y luego los abrí un poco. Quedé ridícula. Solo sacaron un bolígrafo y una libreta para apuntar. Ellos me miraron y empezaron a reírse de mí. Agaché la cabeza y intenté ignorar lo que pasaba a mi alrededor, intenté soportar la situación, pero no era resultante. Levanté la cabeza y les dije que empezaran a preguntarme.

-Muy bien. Primera: ¿De que conoces a James y como es tu relación con él?
-¿Solo quieren saber sobre James? -les pregunté-.
-Pues sí.
-¿Y porque no se lo preguntan a él todo esto, no sería más sencillo?
-¡No! Es que tenemos una cuenta pendiente con él... -dijo la rubia-.
-¿Puedo saber más acerca de eso? Tengo derecho.
-¿Que derecho tienes? Somos 3 contra 1 sin contar las armas que son 5.
-Puedo denunciarles a la policía, tengo un botón en alguna parte de mi cuerpo que permite ponerme en contacto con ellos -mentí-.
-De acuerdo bonita no hace falta que te pongas así... ¡Quitarle las cuerdas a la niña mentecatos!

Después de aquello, conseguí que me liberaran y además conseguí sacarles información sobre porque me secuestraron y que querían saber sobre James.

sábado, 24 de diciembre de 2011

Feliz Navidad y próspero año nuevo♥

Desde aquí desearos feliz Navidad a todos los seguidores de Relatos de Catherine y deciros también que lo paséis genial con vuestra familia y amigos, que vuestros deseos se cumplan, que estas vísperas sean de vuestro agrado, que Papá Noel os traiga lo que habéis pedido (si has sido bueno este año, claro está). Yo espero que pueda traerme lo que le pedí, que era salud para todos mis amigos y familiares (además de una cámara de fotos) y que el año que aguarda sea feliz para todos mis queridos y para mí.

Aquí os dejo un vídeo del regalo prefecto para navidad♥:



Y tú, ¿Que has pedido para Navidad?

viernes, 23 de diciembre de 2011

Cp. 17: El chico misterioso

Aparté la cara de inmediato. Me ofendió que me besara, así sin más. ¿Pero que creía, que le quería? Bueno sí que le quería, pero como amigo. En ese momento estaba furiosa y le pegué una bofetada en la cara. Me levanté y empecé a correr hacia la carretera más próxima y en cuanto llegué me puse a hacer auto-stop, esperando a que algún coche se parara frente a mí. Me conformaba con cualquier cosa; daba igual si era un motorista rockero, un hippie con una caravana, un empleado con furgoneta... Daba igual. Lo único que quería era huir de aquel horrible momento. James venía tras de mí, corriendo y gritando. No me inmuté ni hice ningún signo de importancia, más bien lo ignoré. Noté que me rodeaba con sus brazos y me decía al oído:

-Siento haberte ofendido, te prometo que no era mi intención.
-No pasa nada si ya me iba.
-Baja el pulgar y deja de hacer tonterias. Venga Cath, si los dos sabemos que nuestra relación es algo más que una simple amistad, lo que pasa es que tienes miedo.

¿Miedo, yo? Supongo que era cierto que tenía miedo. Después de lo que me pasó con Nite no quería que un chico cualquiera me volviera a romper el corazón. Era imposible fingir que no le quería como algo más que amigos, era imposible decirle "No te quiero", era imposible mirarle sin que sintiera cosquilleo; todo esto es lo que hacía a James diferente de los demás, porque él era el único que provocaba en mí sensaciones que no tenía con otra persona.

-¿No me vas a decir nada? -me preguntó-.
-No se que decir.
-Dí que me quieres.
-Te, te... ¿quiero?
-Eso es. Te quiero.
-Ya sé lo que quieres que diga, no hace falta que me lo repitas. Pero, ¿Para que necesitan las personas que les digan te quiero, que piensan, que con decirlo es que te quiere realmente? El amor hacia alguien no es decir un simple "Te amo" o un simple "Te quiero". El amor se demuestra día a día, es algo que debes expresar y que debes hacer para que la otra persona sepa que le quieres. Que una persona venga cada día y te abrace, te acaricie, te bese... Eso es amor. El amor no es un simple "Te quiero" diariamente, no, es algo que se demuestra. Entonces, dime tú, ¿Para que necesitas que te lo diga, es que va a cambiar algo entre nosotros?
-Pues no sé que decirte... Supongo que las personas no dicen te quiero a cualquiera...
-Yo puedo fingir que te quiero diciéndotelo -le interrumpí-.
-Tienes razón. Pero tú lo demuestras.
-Perdona, pero yo no te lo demuestro para nada...
-Eso es totalmente mentira. Cuando hablo contigo tus ojos cambian de dirección cada dos por tres, como intentando evitarme; luego siempre me hablas sincera, nuestras conversaciones siempre han sido intimas. Estas cosas también se demuestran cuando se quiere a una persona, ¿Sabes?

James dio en el clavo. Era tan profundo, tan claro, era tan él que pudo percibir lo que sentía. Yo siendo sincera, nunca me dí cuenta de que hiciera tales cosas, pero si era tan ágil como para saber lo que transmitían mis ojos, es que era demasiado listo y comprensivo.

-Ahora, después de todo esto, dime de corazón...
-Nunca digas dime. Haz lo que tengas que hacer -le rectifiqué-.
-Bien, pues se me ocurre una cosa que puedo hacer...

Se giró de manera que él quedaba dándome la espalda. Situó sus brazos detrás de su espalda y agitó las manos invitándome a subir. Pegué un salto y me agarré a él. Empezó a correr por todo el prado. Al principio no supe bien que es lo que quería hacer o donde quería ir. Paramos hasta el mantel de Pic-nick y me puso sobre el. James también se puso sobre el mantel y empezó a hablarme:

-Sabes, mi abuela siempre me contaba historias sobre las estrellas. Te puedo contar mil, pero prefiero contarte mi favorita: Un día una chica tenía una cita con un compañero de su clase. Su amiga le recomendó la noche anterior mirar las estrellas antes de ir a su cita esperada. La amiga ignoró su consejo y, el día de la cita, el chico se disgustó mucho con la chica, ya que notaba que no era la misma de siempre, que era diferente; y así le pasó con todas sus citas, hasta que un día recordó lo que le dijo su amiga sobre las estrellas: "Si antes de asistir a una cita miras las estrellas, no besarás a esa persona igual que si hubieras mirado a la pared". Entonces, siguió el consejo y todo le fue bien.
-¿Que quieres decirme con esto?
-Nada. Que ahora voy a mirar las estrellas mejor que nunca.
-Eres tonto -le dije-.
-Pero me quieres.
-¿Como lo sabes?
-Porque me vas a besar.

En efecto: le besé. Lo que aprendí esa noche fue, que el amor no es algo que se diga, es algo que se expresa día a día.

Llegó la mañana, y me despertó un rayo de sol que me enfocaba directamente a la cara. Abrí los ojos poco a poco, y vi el prado lleno de rosas. A mi lado estaba James, que por lo visto se quedó dormido abrazándome. Me lo quite poco a poco y me levanté. La brisa y el calor del sol era muy agradable. Me estiré con los brazos hacia arriba, y entonces noté como alguien me agarraba por detrás. Baje los brazos para cogerle las manos. Me gire y las cosas no eran como me imaginé.




domingo, 18 de diciembre de 2011

Cp. 16: Las 14 rosas

Pues desde ese día, James no paró de visitarme. Yo supongo que empecé a replantearme eso de que James al fin y al cabo no era tan mala persona como pensaba. También supuse la opción de que estaba realmente confundida, es decir, él que pretendía, que después de todo lo que me hizo pasar, ¿Podía arreglar todo como si nada? Pues a mi me valió. Una visita y una rosa cada noche. Ya tenía llenos 4 jarrones con sus rosas (y porque algunas las tiré, ya que se iban pudriendo poco a poco, al igual que yo), e incluso ya me llegué a acostumbrar a ese olor fino y refrescante de la flor. Un día me dio por contar cuantas rosas había: conté 13 rosas. Trece noches que me visitaba. Era increíble como ese chico podía hacerme sentir mejor. Cada vez que venía era como si se me olvidara por completo mi enfermedad. Pero hubo una, en la que solo me preocupó. Veréis: Él como cada noche vino, pero esa noche fue diferente. El se sentó en la cama, y me susurró serio:

-Cath, tengo una idea.
-¿Que idea? -le pregunté-.
-¿Y si vamos a dar una vuelta? Conozco un sitio que está muy bien.
-Pero yo no puedo desenchufare del suero, si no corro el riesgo a...
-¿A que? Todo esto es un método para tenerte aquí, encerrada, aislada. A ver, ¿Hace cuanto que no sales? 
-Buf, no sé decirte... Meses
-¿Entonces, no te mueres de las ganas de salir?
-Sí.
-Pues ya esta, decidido: Nos vamos a dar una vuelta. Ven a que te quite esto.

Me quitó todo el armamento que llevaba. Sinceramente, me hizo un poco de daño al principio, pero valió la pena, o eso pensaba. Sacó de una bolsa de compra que llevaba, un vestido precioso de color negro con brillantes, y una peluca de color similar a mi pelo. También me trajo unos zapatos a conjunto con el vestido. Me ayudó a que me pusiera el vestido y la peluca. Fui a un pequeño espejo que había en la habitación. Me veía preciosa. Parecía otra, no parecía yo, la aburrida y friky de Catherine. 

-Estas genial. Sabía que acertaría en el vestido.
-James, no se que decir... Estoy muy contenta. Me veo genial, me veo otra persona, otra chica. No me veo yo.
-Pues eres tú. Tú eres esa chica que se refleja. No hay otra Catherine. Bueno sí, hay muchas Catherines, pero como tú ninguna.

Me cogió de las manos y huimos corriendo hacía la salida del hospital. Desgraciadamente nos oyeron, porque cuando corría, se podría decir, que se oía el "taconeo, taconeo" de mis zapatos. Los guardias de seguridad nos persiguieron por todo el pasillo, y yo me caí al suelo. James no dudó y me cogió en brazos, ya sabéis, como si se tratara de una princesa. Corrió y pudimos salir. Me metió dentro de un descapotable negro, y huimos a toda velocidad del hospital. Los guardias nos miraban desde lo lejos y gritaban. 

-¿Has visto a esos panolis? ¡Que caña!
-Por poco nos pillan. ¿Te acuerdas cuando te caíste y te cogí? -se rió-.
-¿Pero como pretendes que corra una señorita como yo por un pasillo? Estas loco, pero te diré un secreto: las mejores personas lo están.
-Pues entonces tu eres la más loca de las locas.

Sonreí. Mi sonrisa se vio ligeramente cambiada al llegar a una casa en ruinas. Me pregunté que le habría pasado. Para mi desgracia, James se dirigía hacia allí, y no es que me hiciera mucha gracia. Él aparcó el descapotable al lado de la casa, escondido. Bajamos del coche y me llevo hacia una puerta que estaba en la parte trasera de la casa. Entramos y me lleve una buena sorpresa: Había un montón de gente de mi edad y de la de James, bailando y celebrando algo: era una fiesta. Estaba en una fiesta de pijos, niños ricos y hijitas de mamá y papá por todos lados. Cuando entramos, todo el mundo se giró a mirarnos. Las chicas empezaron a insinuarse en cuanto vieron a James, y los chicos miraban a sus chicas. Nadie me prestaba demasiada atención, ya que ellos se sentían "superiores" de alguna forma. Poco a poco fuimos entrando a la sala, y James me presentó a algunos amigos: Cooper y Bruce, dos amigos que junto a James eran inseparables. Al principio me parecieron dos artificiales, pero a medida que iba conversando con ellos me empezaron a caer bien. Eran muy distintos uno de otro: Bruce era más tímido, aunque era bastante gracioso, y en cambio Cooper era una persona sociable y bastante seria. En cuanto a "amigas" no conocí a ninguna, ya que no parecían muy amables que digamos. Yo prefería quedarme sentadita mirandolas; parecía que era una competición para ver quien de todas era la más pija, insoportable o egocéntrica. La verdad es que esa noche me lo pasé genial, bailando y conociendo a más gente de mi edad.

Pronto acabo la fiesta y James me llevó a un prado, no muy lejos de la casa. Era un prado enorme, todo era verde (aunque no se podía apreciar mucho, porque el cielo estaba en su tiempo de "reposo"), y lleno de rosas rojas. James me cogió de las manos y me invitó a tumbarme sobre un mantel de pic-nic.

-¿Sabes porque te he traído aquí?
-No.
-Es un campo de rosas. Siempre vengo hasta aquí para coger una y regalartela. Hoy te regalo este campo lleno para que siempre que te sientas sola, vengas y te acuerdes de mi. Siempre estoy por aquí, dando vueltas sin sentido. Y, ¿Sabes? Siempre me gusta venir porque me recuerda a cuando éramos más pequeños, ¿Te acuerdas?
-¡Si! La de cosas que vivimos, como cuando en tercero bañamos a tu perro Liu
-Siempre lo recordaré, me empujaste hacía la bañera del perro... ¡A propósito, no creas que me he olvidado! ¡Ven aquí!

Empece a correr por todo el prado. Él me seguia por detrás, lo notaba. Miles de risas estallaban en ese momento. Caí; ese día estaba bastante torpe. Y James, en vez de ayudarme, cayó conmigo. Me besó.