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viernes, 28 de octubre de 2011

Cp. 11: Mi enfermedad

Me dirigía hacia el medico con mi madre. Estaba realmente preocupada, desanimada, desolada. No podía creer que me pasaba algo, y que ese algo me comía por dentro como si fuera su alimento; llegamos al medico, el cual me inspeccionó de arriba a abajo: El cráneo, el pecho, las piernas, y eso sin contar articulaciones y pulsaciones. No parecía poner buena cara, más bien me miraba con cara de susto o disgusto.

-Señora Ibañez, tengo hablar con usted, sin la ausencia de Catherine.
-Ya has odio Cath, ahora vuelvo.

¿Que tenia que decirle el medico a mi madre, en mi ausencia? No me pintaba nada bien; mi madre salió llorando, y el medico agarrado a ella, intentando consolarla. El corazón me iba a mil, y mis ojos tenían la necesidad de llorar. El medico, empezó a hablarme:

-Catherine, después de hacerte las inspecciones básicas, y después radiografías internas, te he diagnosticado el cáncer. Lo siento mucho.

No podía ser... ¿ Cáncer? Era imposible. Empecé a deprimirme mucho, a llorar como nunca, a lamentarme en mi interior; en ese instante era tan infeliz y tan desolada. No sabia que hacer ni que decir, a si que elegí la opción de callar.

-Tranquila mi niña, yo se que te podemos ayudar, se que podemos curarte... ¿Verdad doctor? -dijo mi madre-.
-Verdad, tengo algunas soluciones para ti, y te aseguro que no tienes de que preocuparte, esto es un caso leve, así que tiene fácil solución; niños menores que tú, con esta enfermedad, solos y encima de casos graves lo pasan muy mal. Y tú fíjate, tienes una familia, un caso leve, y en cuanto a la edad, aun eres joven, pero ya eres una persona madura que puede soportar estos males.
-Ya, ya, pero no entiendo como he podido coger esta enfermedad, no he hecho nada, se lo aseguro, y como sano, hago ejercicio... Soy una persona saludable... No lo entiendo....
-Ya Catherine, aquí las cosas como son: El cáncer no tiene porque contagiarse o acogerlo, que también puede, pero no significa nada que por no ser saludable puedas estar enfermo, sino por la muerte de una célula, que provoca esta enfermedad; ahora yo te pido, ¿Que tipo de desodorantes usas?
-Pues anti-oxidantes, sino sudo mucho y desprendo un olor un tanto... Desagradable.
-Entiendo... Entonces tienes cáncer por culpa del desodorante. No entiendo como permiten la venta de estos productos perjudiciales para la salud.

Tengo que decir que el doctor, era muy sincero, honesto y agradable. Decía lo que pensaba, decía las cosas tal como son, y esa era una faceta que me gustaba de él; además, no podía creer que por culpa de un estúpido desodorante me estuviera jugando mi salud.

-Bueno, ahora te tendrás que quedar una temporada dentro del hospital, y alejada de tu centro escolar, hasta que te curemos -dijo el doctor-.

Genial, ahora no podía ir al colegio. Y digo genial de genial enserio, ya que no me hacia mucha ilusión asistir allí. Ahora lo único importante era mi salud y mi vida en juego; sé que solo era una enfermedad leve, aunque me preocupaba mucho. Mi madre llamó a mi padre, y los dos me acompañaron una noche, pero a la siguiente ya tuvieron que volver a casa. Tengo que añadir que, añoraba mi casa, mi cuarto individual, mi móvil, mi ordenador, mi perro, mis padres... Mi vida. Lo peor de todo, era que tenia que compartir cuarto con otra niña, la cual no conocía, y que veía, conocía y sabia mis problemas con la enfermedad. Un día se me ocurrió hablarle, ya que me sentía sola, desplazada de la sociedad.

-Hola, ¿Como te llamas? Yo soy Catherine.

Se giró y me miró. Tenia unos ojos verdes preciosos, y aunque no tenia cabello, se le veía una persona guapa. Ella no me contestó. Hubo una larga pausa en la conversación hasta que llego a animarse.

-No creo que te interese. A nadie le importo, ¿Sabes?

Me quedé de piedra. No me conocía, intentaba hacerme la amigable con ella, y me desprecia de esta manera. Magnifico.

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