-¿Que estas haciendo tú aquí imbécil, sabes el susto que me has dado?
-Perdóname, no era mi intención. Quería pasar a visitarte. Me enteré de que el horario de visitas terminó, así que me colé dentro del hospital para verte.
-Pues estoy muy bien gracias, ala ya te puedes ir -le susurré y le empujé-.
-¡Eh no empujes gamberra!
Él empezó a hacerme cosquillas y ha reírse. Estaba furiosa, pero también me reí. Supongo que me alegró que viniera a verme al hospital, y que se preocupara por mí.
-Oye, perdón. Es que hoy he tenido un mal día, y después de todo lo que hemos pasado, es complicado.
-No tienes que disculparte. Aquí el único que te hizo daño y jugó con tus sentimientos fui yo. Y no sabes cuanto me arrepiento, y encima, lo que me he perdido.
-Oh vaya... Gracias. Mira es mejor que sepas una cosa...
-¿Que ha pasado? -me preguntó serio-.
-Nite... En fin, ha roto conmigo solo por estar enferma y en un hospital... Yo pensé que me daría su apoyo, y que estaría junto a mí todo el tiempo, pero no fue así...
-Será ingenuo... A mí ese tío nunca me ha caído bien
-Ya bueno, eso lo dices para consolarme y ponerte de mi parte...
-Vale pues sí... Pero si quieres yo haré ese papel de chico preocupado.
-Por mí estupendo.
Estuvimos hablando toda la noche, hasta que se hicieron las cuatro de la mañana, y se tubo que ir. Quedamos en que todas las noches, a la misma hora, vendría a verme. Llegó la mañana y vinieron mi madre y Emma. Yo tenía mucho sueño, y me dejaron que siguiera con ello. ¿Sabéis que soñé? Que era una princesa de un gran castillo y que todas las noches, un joven y apuesto príncipe venía a visitarme, y que por cada noche que me visitaba, me regalaba una rosa. Era un sueño diferente y relativo a James...
No hay comentarios:
Publicar un comentario